martes, 25 de diciembre de 2007

NOSTALGIA DE LOS CARPATOS

Estamos a 25 de diciembre de 2007, dia de Navidad. Las fiestas de Navidad son algo que vivo por un lado simplemente respetando algo que me es muy ajeno -la religión y el cristianismo- pero por otro aprovechando la ocasión para reforzar esos lazos familiares y de amistad que durante el resto del año nunca tenemos la suficiente voluntad o tiempo para cultivar. Ahora bien, el mes de diciembre y el final del año siempre tienen para mi una dimensión distinta, que por primera vez me gustaría compartir con muchos de vosotros, y me traen inevitablemente el recuerdo de un viaje que me marcó muy profundamente, de un país que aprendí a amar y a conocer por encima de los tópicos, y en el que siempre pienso en estas fechas: Rumanía.

En diciembre de 1999, y lejos de cualquier pretensión de hacer un viaje turístico, sino con verdadero espíritu de viajero, me adentré durante dos semanas en un país lleno de misterios que siempre me había fascinado desde niño, en gran parte, -lo he de reconocer- por la atracción que siempre he tenido por la figura de Drácula, tanto el personaje literario de Bram Stoker como el gran líder Vlad Tepes, el empalador, el caudillo nacionalista valaco que unificó los territorios que componen hoy Rumania, el guerrero contra la dominación otomana en Europa del Este y cuya dimensión histórica real, fuera de las leyendas más o menos exageradas sobre su crueldad, le ha convertido en un personaje admirado por todo su pueblo. Aquella Rumanía, lejana, teóricamente exótica, distinta de cualquier país de Europa en aquellos años, fue la que conocí y me cautivó.
La tenue luz del sol de invierno me descubrió una capital, Bucarest, llena de una belleza que muy pocas veces antes había apreciado en una ciudad; la belleza de la sencillez y del recuerdo a un tiempo, a una época, la época entre 1947 y 1989 que los rumanos vivieron como un hermoso sueño que degeneró en su último año en una horrible pesadilla. Por encima de la monumentalidad del Palacio de la República y de la antigua "Avenida del Triunfo del Socialismo" o de la Plaza de la Unidad, en aquellas gélidas mañanas de diciembre, me conmovieron, en los barrios menos céntricos y más populares, aquellos supuestamente feos edificios de apartamentos y de viviendas funcionales. De viviendas donde a pesar de las dificultades, miles de familias, crecieron, prosperaron e incluso creyeron con ilusión y entusiasmo durante muchos años en un país, Rumania, que afrontaba una forma de construir el socialismo propia y sin acatar modelos impuestos desde la URSS. Y esto no es una opinión personal. Es algo que me corroboraron cientos de personas de toda condición con las que puede hablar allí sobre las causas del fracaso del experimento socialista en Rumanía y en el resto del este de Europa.

Casas pequeñas, sencillas, humildes, donde millones de personas vivieron sus sueños, sus vocaciones, sus aspiraciones. Lo que contenía de calor humano esos bloques de viviendas tan criticados por su uniformidad desde no se que supuesta superioridad estética, me parecieron bellos precisamente por eso, por las bellas personas que los habitaban y que pude conocer.
Algo que para mi era particularmente hermoso de aquella Rumania, tanto fuera de Brasov, Bucarest, Alba Iulia o Sighisoara era la oscuridad de sus noches. El alumbrado público, escaso y muy ténue en aquellos años, favorecía el mito de ese misterio, de esas ciudades con una personalidad propia, todavía libres de la agresiva colonización de los neones de Coca-cola, Kodak, Marlboro, Carlsberg o American Express. Tomar un café en una de esas viejas, viejísimas cafeterías de Bucarest con sus desvencijadas puertas de madera, y sus antiguos retratos en sepia colgados de las paredes, sin el insoportable sonido de las tragaperras, nada tiene que ver con los odiosos Starbucks impersonales y globalizadores que hay en Madrid, por ejemplo, en donde nunca tendrás como música de fondo un violín que mece tus oídos con románticas czardas o un acordeón que te lleva a los más recónditos parajes de las montañas fagaras, sino los repetitivos jingles de Kiss Fm.

Caminé y caminé por los pueblos de Transilvania. Bebí Tuica y Palinka en sus tabernas de madera, me perdí por sus nevados bosques, escuché aullar a los lobos, pude mirar de cerca a los ojos a muchos campesinos que apenas tenían nada, y todo lo compartían con una felicidad y una generosidad que llegó a emocionarme. Viví su historia en sus castillos y monasterios y hasta donde pude, me sumergí en el alma de un pueblo latino-eslavo en una experiencia que nunca olvidaré. Si el sentimiento de generosidad y de solidaridad de la Navidad existió en realidad alguna vez, yo lo viví allí. Y no delante de ningún nacimiento ni de ninguna cruz, sino en una casa humilde de unos agricultores.

Rumanía era un país en apariencia sobrio, diría incluso sombrío, pero realmente fascinante. Hoy, 12 años después, no sé si en medio de la euforia consumista, de su entrada con calzador en la Europa del capital, de su neocolonización, conservará ese aire de de otra época que me cautivó. De hecho, se dice que quieren venderle uno de los castillos de Drácula a Michael Jackson para que lo convierta en un "parque temático", a la mayor gloria de su video clip de "Thriller", supongo que lleno de neones, pizza-hut y gigantescos monitores de plasma con la programación de la MTV 24 horas al dia.
No se si llegarán a hacer una aberración así. En cualquier caso, yo siempre recordaré, sobre todo en estas fechas, otra Rumanía muy distinta, que interioricé de manera muy especial y que aún se parecía a aquel pueblo humilde, sencillo y digno de los años de la llamada "Guerra fría", un pueblo de trabajadores, de obreros y campesinos a los que la globalización occidental les ha arrebatado su propia identidad y les ha echado de su propio país.

miércoles, 19 de diciembre de 2007

JORDI SIERRA I FABRA: MAESTRO, COLEGA... AMIGO


Hace unos días, a través del programa de entrevistas "Cara a Cara" de Antonio Sanjosé en CNN+, tuve ocasión de enterarme de que una de las personas a las que más admiro en lo personal y en lo profesional, Jordi Sierra i Fabra, ha sido galardonado con el premio nacional de literatura por el ministerio de cultura español. En esa entrevista, como siempre, Jordi se mostró tal y como es: apasionado por la literatura y la música, vehemente incluso. Sus palabras contagian a cualquiera que tenga el "veneno", por muy oculto que lo lleve, de contar historias, ese entusiasmo por la imaginación, y desprende en sus gestos y en su discurso, la pasión con la que vive ese oficio de escribir, de contar lo que ve y como lo ve, de comunicar.

Quiero, modesta y humildemente, dedicar este blog a un escritor cuya faceta pública es sobradamente conocida: Posiblemente, el autor español de mayor fama mundial en literatura infantil y juvenil, uno de los autores más leidos en escuelas, colegios e institutos, promotor la Fundación que lleva su nombre de ayuda a los escritores más jóvenes... pero querría, al lado de todo eso, mostraros una visión más personal.

Comienzos de los años 80: con trece años recién cumplidos, quien suscribe estas lineas, empieza a adentrarse en el mundo de la música, y muy pronto noto que mientras otros conocidos de aquellos años querían ser guitarristas, cantantes, bajistas... yo quería escribir sobre todo aquello, contarlo, difundirlo, comunicarlo. Son los años en los que se vive la efervescencia del rock duro tanto a nivel nacional como internacional, los años en los que estallan Iron Maiden, Saxon, Motorhead, Barón Rojo, Obús, Leño, Miguel Rios... Los Stones tocan en Madrid en julio de 1982, y aquella experiencia cambia mi vida ya para siempre, la radio vibra con los programas de Paco Pérez Bryan, Mariscal Romero, El Pirata y Mariano Garcia, programas que escucho de manera ritual a diario, devoro revistas como Popular 1 y Vibraciones, y empiezo a descubrir, en los estantes de las librerias dedicadas a la musica, el nombre de Jordi Sierra i Fabra. Me hago con sus cuatro volúmenes de la "Historia de la Musica Rock", después sus biografias de los Rolling Stones, de los Who, de John Lennon, y muchísimas más, y su prosa, directa, clara, concreta pero sugerente, objetiva pero apasionada, me descubre como contar lo que uno siente al escuchar un disco, al ver un concierto, y me da, sin yo saberlo, las pautas para enfrentarme al fascinante reto que unos años más tarde podré afrontar de contar en los libros la vida de muchos de los grandes músicos de la historia del rock. Desde entonces, y a pesar de que en los 80 ya esta totalmente inmerso en la literatura y prácticamente fuera del periodismo, se convierte en una referencia para mi.
Si para los guitarristas de mi generación sus idolos eran Richie Blackmore, Angus Young o Michael Schenker, si para los que cantaban en un grupo su sueño era emular a Ian Gillan, Robert Plant o Ronnie James Dio, para mi, en el mundo de la radio mi guía, el programa que yo quería hacer, la "Emisión Pirata". Y en la prensa escrita por supuesto, mi gurú, Jordi Sierra i Fabra.

No será hasta varios años más tarde cuando descubriré al Jordi Sierra i Fabra literato. Primero, "En un Lugar Llamado Tierra", después "El Joven Lennon", "La Revolución del 32 de Tricembre"... y de nuevo, al igual que sus libros me inculcaron la pasión por comunicar todo lo que genera la música como forma de vida, me reconcilia con la literatura. Sus libros no tienen nada que ver con esa literatura en ocasiones sobrecargada, excesiva, en el que la forma oculta el fondo. Los libros de Jordi me muestran una literatura más directa, más sencilla en apariencia, pero igualmente profunda y exhaustiva a la hora de describir ambientes, de introducir personajes, de darle vida, hacerles hablar, darles forma.

En la primavera de 2004, gracias a las gestiones de mi amiga y colaboradora Clara González Lobo, tuve la oportunidad de conocer personalmente a Jordi y de entrevistarle. Como he explicado en su foro, fue una de las entrevistas más estimulantes y enriquecedoras que he podido mantener en mi vida. Conversar con Jordi sobre cualquiera de nuestras dos pasiones, la literatura y el rock, es un verdadero placer. Recordamos conciertos históricos, contrastamos opiniones sobre discos, me contó mil y una historias sobre la prensa musical que él vivió en los 70, sobre Disco Express, Popular 1, aquella fascinante Barcelona del Zeleste, de los Stones en la Monumental en el 76, de los comienzos del rock catalan -parece mentira que quien haya escrito un libro sobre esa ciudad y ese tiempo haya sido alguien tan mediocre y resentido como el energúmeno de las mañanas de la COPE, en vez de Jordi- y por supuesto, también pude conocer sus puntos de vista sobre como crear los personajes, sobre su inspiración para idear historias, sobre como disfruta escribiendo, y de como hace sus novelas mientras escucha a AC/DC a todo volumen. Al final, estuvimos casi tres horas hablando, y aunque por desgracia, no he tenido ocasión de volver a encontrarme con él, creo que entre los dos se estableció una complicidad y una sintonía mutua muy especiales.

De esa charla en la cafetería del Hotel Rafael de Madrid, han surgido ya otros proyectos... que tienen que ver con esas dos pasiones.

Recomendar uno, o dos, o veinte libros de Jordi Sierra i Fabra no es facil. Ahora bien, desde mi punto de vista personal, sí quiero señalaros dos. El primero, el que considero su mejor obra, la trilogía "El Tiempo Del Exilio" que es una saga sensacional, emocionante, apasionante, sobre el exilio de una de las miles y miles de familias que tuvieron que huir de la represión franquista en 1939, escrita con un talento a mi juicio absolutamente excepcional, con unos personajes que se te meten dentro y a los que acabas conociendo, queriendo y odiando como si los conocieras en persona: Berta Aguirre, Valeriano Puig, Ramon Alcaraz... y aunque no es de los más conocidos, un relato estremecedor sobre el mundo del periodismo grafico en zonas de guerra: "Un Hombre Con Un Tenedor En Una Tierra De Sopas". Y sobre toda su obra, así como sobre las iniciativas que esta llevando a cabo a través de sus Fundaciones, no dejeis de visitar su pagina web, http://www.sierraifabra.com/

Siendo muy jovencito, yo también rompí un cristal, como Jordi, y como a él, los vidrios rotos me causaron graves y profundas heridas, no tanto en el cuerpo, sino en el interior del corazón y el espiritu. La literatura y la música, Kerouac y los Stones, Garcia Marquez y Led Zeppelin, Hunter S.Thompson y Whitesnake, V.Aleixandre y Barón Rojo fueron mis mejores médicos para curarlas. Y en gran parte, es algo que le debo a él.

Mi enhorabuena por ese merecidísimo premio recibido, y mi más afectuoso saludo desde esta Comuna.

sábado, 15 de diciembre de 2007

JERO RAMIRO:EXCELENTE DEBUT EN SOLITARIO


Hace ya bastantes meses, allá por abril de 2007, en una comida que se celebró con motivo de las Jornadas de Heavy Metal de la UCM que organiza mi amigo Fernando Galicia en la Facultad de Geografía e Historia, Jero me comentó que estaba preparando un disco en solitario. Por aquel entonces, el proyecto estaba en una fase muy embrionaria, y de hecho, cuando el pasado jueves 13 de diciembre me volví a encontrar con él en las oficinas de Avispa para escuchar 'Tenebrarium', yo ya casi no recordaba que me había hablado de esta idea en aquella ocasión.
Pues en estos ocho meses, Jero ha cuajado un disco verdaderamente sensacional. Centenares de ideas, de detalles, de matices se agrupan en esta colección de temas instrumentales en los que Jero ha hecho un alarde espectacular de inspiración, técnica, imaginación y creatividad. Os aseguro que os soy sincero a más no poder, 'Tenebrarium' es una obra musical magnífica, lo que en Inglaterra o Estados Unidos se llamaría una "masterpiece"

Los 14 temas que componen este singular trabajo tienen en mi opinión, como principal aspecto positivo, la variedad de estilos e influencias que puedes encontrar según lo escuchas. Hay temas muy duros, muy heavymetaleros, entre los que quiero señalar como los que más me gustaron en esta primera escucha "El Risco", "El Escarapión", un tema de Heavy muy standard aunque con una orientación más estilo Hard Rock, y "Borrico de Troya", Heavy a lo Sabbath, con un ritmo más pesado, más denso. Igualmente, Jero experimenta con nuevos sonidos y nuevas técnicas en "Cíclopes" y especialmente en "Tíe", muy al estilo del Jeff Beck más vanguardista, mientras que en "El Gordo de Minnesota", se muestra capaz de hacer un tema de Hard Rock con claras reminiscencias sureñas a un ritmo y con unas guitarras que me recordaron en seguida al "Purple Haze" de Jimi Hendrix. Precioso el blues dedicado a la memoria de Big Simón, "Te Echo De Menos" y la divertida "Marta", una canción quizá con un aire más pop que Jero ha querido dedicar a su hija.
En estas líneas solo quiero haceros una introducción necesariamente breve y muy sintética a lo que podréis escuchar a partir del próximo 21 de enero, fecha en la que se pone el disco a la venta. Pero 'Tenebrarium' es mucho más. Os confieso que es un disco que me ha gustado muchísimo, y estoy convencido de que es uno de esos trabajos que conforme más lo escuchas, más te gusta porque vas descubriendo a cada sucesiva nueva escucha nuevos detalles, cosas que te habían pasado desapercibidas, y que enriquecen el tema de manera casi imperceptible, pero determinante.

'Tenebrarium' es ese disco propio de grandes músicos, de músicos cuya experiencia, trayectoria y talento se traduce en instantes de inspiración hechos música para disfrutar y vibrar con ella. También es un disco que refleja algo muy importante, para mí cada vez más importante en este tiempo que vivimos y en esta sociedad consumista, deshumanizada y capitalista: el amor por la música. Comprobar que las diferentes influencias que han moldeado la carrera de Jero, desde Richie Blackmore a Gary Moore se amalgaman con un sonido de hoy y con su afán por ofrecer temas que suenan actuales, modernos, de pleno siglo XXI, sin nada que envidiar a ningún as del mástil a nivel internacional, es algo que a mi personalmente, como periodista musical y como amante de la música en todas sus manifestaciones, me ilusiona y me estimula enormemente, todavía más cuando en los medios de comunicación generalistas e incluso en algunos especializados, el interés por dar a conocer algo nuevo, por salirse de los esquemas preestablecidos, es algo que hace mucho tiempo que ha desaparecido.

Mi enhorabuena y mi saludo y abrazo más sincero y cálido a Jero. Todos los que amamos la música debemos sentirnos orgullosos de que un músico con su inteligencia y su sensibilidad nos regale un disco como 'Tenebrarium'.

sábado, 1 de diciembre de 2007

YARDBIRDS-ZEPPELIN-BECK: CONEXION MAGICA

En estos días, Led Zeppelin y su reunión, que se hará efectiva al menos por una noche el proximo 10 de diciembre en el O2 de Londres, llenan paginas y paginas de periódicos y weblogs. En su día, ya hablaré de esa reunión, que no puede decirse que sea precisamente nada ajeno a la crisis económica que vive el mundo del disco, nada ajeno a la oferta multimillonaria de Atlantic Records, y que contradice abiertamente una frase pronunciada en 1982 por Robert Plant en una entrevista concedida al programa de TVE "Musical Express" que dirigía y
presentaba Angel Casas, con motivo de la salida al mercado de su primer disco en solitario, 'Pictures At Eleven'. Decía Robert lo siguiente: "Led Zeppelin no pueden volver. No, la magia se fué, es imposible. Led Zeppelin era la conjunción de cuatro personas, de cuatro músicos que juntos eran capaces de crear música irrepetible, conciertos llenos de intensidad y que, a pesar de que nosotros nunca lo pretendimos, fabricar un mito para toda una generación. John Bonham murió, y al faltar él, esa magia ya no podía repetirse. Además, si volviéramos ahora, o dentro de tres o cuatro años, quien sabe, lo que la gente querría volver a ver sería a los Led Zeppelin de 1972 ó 1975, y eso ya es imposible. Ni el tiempo, ni la música, ni nosotros mismos somos los mismos de aquella época, así que sería una gran mentira. Y tengo suficiente respeto por lo que ha significado Led Zeppelin como para convertirlo en una mentira."

El tiempo pasa, y el dinero hace cambiar a todo el mundo... o bueno, dejémoslo en "evolucionar".

Quien suscribe estas líneas, que admira a Led Zeppelin con auténtica devoción y cuyos discos escucho durante años una y otra vez disfrutándolos, paladeándolos, sintiendo su demoledora fuerza rockera con pasión, provocandome emociones fortísimas con su blues intenso y desgarrado, evocando paisajes, poemas y viajes con la atmósfera multiétnica de sus composiciones más vanguardistas, y aún a pesar de que se me pueda acusar de nostálgico, me quedo con los Led Zeppelin que se reunieron cuando sintieron en sus corazones que el diablo que se apareció a Robert Johnson en un cruce de caminos y le dió a beber la pócima cautivadora del blues les había capturado y les había dado el poder de crear un nuevo lenguaje para cambiar el mundo de la música. No los que ocupan la portada del Rolling Stone americano con una pose forzada y una sonrisa cínica.

Y el origen de esos Led Zeppelin, los de 1968-69, los que inventaron lo que hoy conocemos como Hard Rock o Heavy Metal, fueron el producto de una evolución musical cuyo protagonista fue, evidentemente Jimmy Page, pero en la cual tuvieron una destacadísima importancia algunos compañeros de viaje anteriores.
Todos aquellos que seáis seguidores de Led Zeppelin, es probable que solo conozcais de referencia no solo lo que Jimmy Page hizo con Jeff Beck en los Yardbirds -que fue muy poco, por desgracia- pero que se plasmó en un formidable disco llamado 'Little Games', en el cual Jimmy Page, que ya tenía en su bagaje musical un profundo conocimiento del blues, inició un camino de exploración del blues como estilo musical en un sentido plenamente progresivo, imprimiéndole más fuerza, más dureza, y dando algunas claves de lo que acabaría por desarrollar plenamente con Led Zeppelin. "White Summer" es una de las pruebas. Incluso, canciones míticas de la primera etapa de los Zep, como "You Shook Me", compuesta originalmente con Jeff Beck y que es uno de los más impresionantes ejercicios de blues progresivo que he escuchado nunca, fue interpretada por Jimmy con los Yardbirds, así como "Dazed And Confused", que en el repertorio de los Yardbirds se llamaba "I´m Confused". Existe una formidable grabación pirata de una de las últimas actuaciones de los Yardbirds en 1968 en Suecia en la que se pueden escuchar estas dos formidables piezas, que espero recuperar algún dia para ponéroslas en mis programas de radio on-line en www.rock-star.es.

Y yéndonos más atrás en el tiempo, hay una colección de cinco volúmenes editados por RCA -supongo que también deben existir en CD- llamada "British Archive Series - Blues For Collectors" grabada originalmente en 1966 que es una de las mejores joyas para los amantes del blues-rock que se han editado jamás. En especial, en los volúmenes 3 y 4 de esa colección, nos encontramos con joyas de blues progresivo como "Steelin" o "L.A. Breakdown", en las que Jimmy Page y Jeff Beck, antes de tocar juntos en los Yardbirds, y con el inestimable apoyo de un genio del piano y los teclados como Nicky Hopkins, recrean estas piezas con una inspiración, una energía y una sensibilidad tales, que son la primera piedra, el primer eslabón de una cadena que lleva inexorablemente al blues eléctrico y proto-Heavy Metal que Led Zeppelin originaron. Esa misma sensación se siente cuando se escucha en el volumen 3 el emocionante "Miles Road" en el que hacen juntos un dueto único Eric Clapton y Jimmy Page.

De esa visión vanguardista, innovadora y revolucionaria del blues nació en la cabeza de Jimmy Page el concepto musical, que sabiamente amalgamado con la influencia del rock californiano que traían Robert Plant y John Bonham, dió lugar al sonido que cambió el rock y conquistó el mundo. Al mismo tiempo, 1968, Jeff Beck, que bebió de las mismas fuentes que Jimmy Page, creaba con su The Jeff Beck Group otra de las formaciones a las que el Hard Rock debe su nacimiento. Incorporando muchas de las ideas desarrolladas con Page en The Yardbirds, -sin ir más lejos, su recreación de "Shapes Of Things", en la cual Rod Stewart hizo una de sus mejores grabaciones como vocalista de toda su carrera- en el primer álbum que grabó, 'Truth' sienta esas mismas bases musicales: Bases de ritmo muy solidas, muy densas, guitarras fuertes, duras, riffs penetrantes y una voz que se ajuste a esa intensidad sonora. Discos que marcaron una transformación única en la historia del rock y que cuando se escuchan hoy, junto a los que están haciendo grupos como Jet o The Answer, demuestran su actualidad y su vigencia.

Ese blues progresivo, ese rock hecho con las vísceras, esos Led Zeppelin, Jeff Beck, Cream, The Jimi Hendrix Experience, Traffic, son música inmortal e imperecedera, que si os gusta el verdadero rock duro, fuerte, intenso, os invito a descubrir y disfrutar. Ojalá parte de esa esencia siga viva en los Zeppelin que toquen dentro de unos días en el O2.