miércoles, 10 de agosto de 2011

SI YO FUERA CREYENTE... DIRIA A RATZINGER QUE SE LARGASE A SU CASA

De entrada, debo admitir que el tal Joseph Ratzinger, el supuesto vicario de Cristo en la Tierra - lo cual es mucho suponer; de entrada hay que suponer que lo que cuenta la biblia es cierto, hay que suponer que el Vaticano no lo ha manipulado a su convienciencia, y hay que suponer que ha sido elelgido para tal cargo por la inspiración de un Dios en el cual no cree ni una cuarta parte de la humanidad que sabe leer y escribir - es un personaje por el que siento actualmente un asco profundo. Me parece un ser humano despreciable y asqueroso, por muchos motivos.

El primero, por su condición de nazi. Desde hace tiempo, cuando se supo su militancia en las Juventudes Hitlerianas, hecho que el Vaticano intentó ocultar, adujo que entro en esa organización obligado y coaccionado. ¿Que demuestra eso? de entrada, que es cobarde y miserable como una rata. Hubo miles de jóvenes alemanes que se negaron a pertenecer a las organizaciones nazis y con ello se enfrentaron a la persecución, la carcel, la tortura y la muerte. Pero Ratzinger no pertenecía a esa clase de alemanes, dignos, valientes, y con toda seguridad, muchos de ellos auténticos creyentes. El no.
Después, porque desde que medró en la secta y llegó a las esferas de poder a la sombra del reaccionario y retrógrado Wojtyla, el vicario polaco untado por el departamento de estado americano para hacer la guerra sucia politica en Europa contra el bloque no capitalista, se ha distinguido no solo por favorecer y hacer suyas las posiciones más inmovilistas, ultraconservadoras e indefendibles de la doctrina católica desde su puesto de inquisidor jefe; ha demostrado en todas sus opiniones tal desprecio hacia la mujer, dentro y fuera de la iglesia, que a estas alturas me parece increíble que todavía haya mujeres que sigan formando parte de esa iglesia.
Este individuo se ha permitido mentir, intoxicar y manipular la historia diciendo que en nuestro país la República atacó a la fé católica, lo cual es una más de la infinidad de mentiras que dice cada vez que abre la boca y por si fuera poco, se ha erigido en el mayor encubridor de los más odiosos delitos de pedofilia que por millares han cometido en todo el mundo la caterva de reprimidos, enfermos, hipócritas y mal nacidos que ocultan su despreciable catadura humana y moral bajo las sotanas negras.
Pero aún sintiendo ese asco y ese desprecio por este sujeto, y ante el bombardeo medíatico que tenemos que aguantar acerca de su visita a este país, reflexiono y me pregunto a mi mismo... bien ¿y cual sería mi reacción si yo fuera creyente? ¿Que pensaría, que sentiría ante este personaje que teóricamente representa al dios en el que yo creo?

Si yo fuera creyente, creo que estaría dentro de esa iglesia de base que pretende vivir la fraternidad cristiana auténtica, es decir, repartir, compartir, vivir en comunidad, en solidaridad con los perseguidos, con los marginados, con los que no tienen nada. Estaría con la iglesia que da cobijo a los inmigrantes, que está en las cárceles junto a los presos, en los barrios junto a los parados, los obreros, las mujeres trabajadoras...
Si yo creyera en ese dios de los católicos, creeria en el evangelio que llevó a hombres íntegros y sinceros a enfrentarse al poder, como el padre Jose María Llanos, que se unió a la lucha del Partido Comunista para conseguir para su pueblo educación, justicia, trabajo, libertad, cultura...y que se enfrentó a esa otra iglesia felpudo de la dictadura franquista, que bendecía en los aeródromos los bombarderos que iban a masacrar población civil en la retaguardia republicana y llevaba bajo palio al dictador.
Creería en la fé que llevó a Leonardo Boff a defender al pueblo uniéndose a la Revolución Sandinista, la maravillosa revolución que llevó a Nicaragua la libertad, la alfabetización, el desarrollo económico... creería en la fe que llevó a Monseñor Oscar Romero en El Salvador a morir por defender a su pueblo de la agresión fascista del terrorismo de extrema derecha financiado por el gobierno USA, y creería en la Vicaría de la Solidaridad de Chile, que se enfrentó a la dictadura terrorista de Pinochet, el cual -curiosamente- mientras encarcelaba, torturaba y asesinaba como una bestia enloquecida a los opositores, recibía la bendición apostólica personal de Wojtyla, el papa pagado por la CIA y los mafiosos del Banco Ambrosiano.
Creería también en el Cura Pérez, un sacerdote católico que entendió que la única forma de luchar por una vida digna y libre en la Colombia asediada por los narcotraficantes y los paramilitares de extrema derecha era iniciar una lucha como la que Che Guevara y Fidel iniciaron en Sierra Maestra para liberar Cuba y creó el EPL, el Ejército Popular de Liberación de Colombia.

¿Sería compatble mi fe en esos ejemplos de generosidad y de entrega a los demás con mi fé en la jerarquía del poder católico? pienso que no.

Si creyera en el dios de los catolicos, y en las enseñanzas de su supuesto hijo Jesucristo, no podría creer en una iglesia construida como negocio, como tapadera de una estructura financiera que los católicos de base no pueden conocer. No podría creer en una iglesia que durante décadas convirtió los colegios de enseñanza en auténticos campos de exterminio de la libertad individual, de la expresión libre, de la sexualidad libre, y que los instrumentalizó al servicio del poder como centros de adoctrinamiento de una dictadura terrorista.
No podría creer en una iglesia que niega bajo el estigma del "pecado" el derecho de gays y lesbianas a vivir libremente su sexualidad, y que niega a la mujer bajo ese mismo estigma un derecho fundamental como es el derecho al aborto. Y me resultaría patético, bochornoso, vomitivo convertir la visita de un hombre que debería venir dando ejemplo de humildad en un circo propio de secta tercermundista, pagado además con los impuestos de todos, incluidos los que no comparten ni esa fé ni esa ejecutoria de la iglesia católica.
El sentimiento de recogimiento, oración y paz que se supone deben tener los catolicos, convertido en espectáculo para borregos, en pan y circo para la masa, en la ceremonia del adoctrinamiento en las ideas reaccionarias de una iglesia que solo funciona como mecanismo de una estructura de poder. Y dentro de poco, la desquiciada idea del sicario de Ratzinger en España, Rouco Varela: hacer un parque temático del catolicismo, un port aventura en el que cobrando una cuantiosa entrada, convertir la religión en un show con coca colas, palomitas y hamburguesas (¿consagradas?)
Si yo fuera creyente no podría creer en toda esta demostración de despilfarro, de espectáculo cutre y casposo, que encima es aplaudido con entusiasmo por la derecha y permitido a hurtadillas por la pseudoizquierda de los Rubalcabos (el pobre ZP ya ni existe en los telediarios).

Si yo fuera creyente le diría a Ratzinger: ¿A que vienes aquí? ¡Lárgate!

Pero como no soy creyente, con más convicción aún me uno a quienes vamos a manifestarnos en contra de su visita como "jefe de estado" pagada con mis impuestos en contra de mi voluntad y de la instrumentalización política que la caverna mediática de la derecha hará de ella.

Ratzinger, aqui no te queremos. Márchate.